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Si, de hecho, este fue el final, esos 10 minutos frente al telón de fondo del acto final de Judge como un yankee, aunque aparentemente se desvió del rumbo, hablando en primera persona, no estaba del todo fuera de lugar. Como capitán en reverencia si no de nombre, Judge cargó el fracaso de la colectividad. Fue su regalo, quizás su último regalo, para todos en el clubhouse que aprecian a Aaron Judge menos por lo que es que por quién es.