Desde el conocimiento que da el presente, es difícil frenar el impulso de gritarle a la pantalla: «¡Todavía queda el accidente en el que muere Lady Diana en 1997!», «¡Todavía quedan las teorías conspiratorias que acusan a la reina y al servicio secreto de la muerte de la princesa!», «¡Todavía quedan los escándalos amorosos y la historia del guardaespaldas y la portada de Diana en body de aerobic en el Sunday Mirror y el toples que nunca salió publicado porque ¡Hola! se gastó los cuartos para sacarlo del mercado y el príncipe Harry vestido de nazi y el príncipe Andrés demandado por abusos sexuales a menores y la llegada de Meghan Markle a la familia y los supuestos comentarios racistas contra los hijos mestizos de los duques de Sussex!».