Hace años, cuando en el calendario de tu equipo detectabas apenas un par de visitas a céspedes artificiales -esos días te sentías como mínimo en Wembley-, en tiempos donde la tierra tenía el monopolio del fútbol amateur, los clubes humildes se debatían entre dos escenarios con sus vestimentas: camisetas de manga corta o de manga larga. Ha pasado un tiempo desde que el fútbol nos la metió por la escuadra con lo de las térmicas.